
Este mes estamos homenajeando una madre mencionada en la Biblia que tuvo gran influencia en la historia de todo un pueblo a través de sus hijos. Si quieres saber más sobre ella, leer nuestra publicación: Jocabed
Tengo tres hijos; una de ellas es una joven adulta (22-26 años). A lo largo de los años he aprendido mucho de lo que he hecho correctamente, pero mucho más por mis errores corregidos. Quisiera compartir algo desde una posición de humildad de quien todavía sigue aprendiendo, pues ser madre dura toda la vida.
1) Cuídate
No puedes cuidar a tus familia si no te cuidas a ti mismo. El «cuidarse» tiene varios ámbitos y todos importantes. Para mí, personalmente, mi bienestar espiritual me impulsiona a ser mejor en las otras áreas. Es importante llenarte para tener suficiente para todos. Es importante cuidar tu salud para que puedas vivir con más calidad y más energía para todos los retos familiares. Eso, sin dejar de considerar, el ejemplo que dejas a tus hijos. También tu vida emocional y mental es importante. Es importante cuidar de cómo «alimentas» tu mente. La Biblia dice que la boca habla de lo que el corazón, está lleno. ¿De qué llenas tu corazón? ¿Qué cuidados tienes con lo que alimentas tu mente? ¿Cómo estás cuidando tu salud?
2) Cuida tu relación en pareja
Muchas mujeres al tener hijos, ponen inmediatamente a su marido en según lugar. Es cierto que hay momentos de crisis quen los que los niños necesitan nuestra total atención, a cualquier edad; sin embargo, ¡qué importante es ser padres juntos, llegar a un acuerdo en cuanto a normas familiares de respeto y consideración! Mi marido ha sido mi apoyo incondicional, incluso diciéndome la verdad cuando me he equivocado. Esto es amor, ayudarse mutuamente, pues no existen personas perfectas. Este es un trabajo en equipo y sois, juntos, padres. Aparta tiempo para charlar, hablar y estar solos. Haz planes sin los hijos cuando sea posible. Tomad decisiones juntos.
3) Sé ejemplo
«Haz lo que te digo, pero no hagas lo que hago» no funciona con nuestros hijos. Nuestro ejemplo, aún sin palabras habla mucho más alto que nuestros sermones llenos de buenos conceptos. Debemos actuar como queremos que nuestros hijos actúen. Si le decimos que no mientan, pero lo hacemos de vez en cuando, ellos aprenderán que está bien mentir en algunas situaciones. Esto es cierto en todas las áreas. Mira cómo te comportas, pues hay dos ojitos aprendiendo de cada acción tuya, sea buena o mala.
4) Sé transparente
La comunicación es muy importante en la familia y ser transparente, o sea, ser real con mis aciertos y errores me han ayudado a recibir el respeto de mis hijos. Hoy puedo decir que saben que no soy perfecta pero que les quiero y trabajo para el bienestar de ellos. Muchos nos escondemos detrás de una fachada y no nos damos cuenta que ellos pueden vernos como somos claramente. Nos engañamos a nosotros mismos. Ser yo misma me ha ayudado a tener una comunicación fluída con mis hijos cuando eran adolescentes, cuando pasaban por la fase de «que nadie les entiende». Creo que vieron que podían confiar pues no les iba a juzgar, pues no me veía perfecta.
5) Sé humilde
Quizás este tema va en conjunto con el anterior. Yo nunca pensé dos veces en pedir perdón cuando me he equivocado. No digo que haya sido fácil llegar a la conclusión de estar equivocada, muchas veces he necesitado a mi marido para verlo. Sin embargo, una vez llegada a tal conclusión, les llamaba a un lugar privado y les pedía perdón. Esto también ha ayudado mucho a que el rencor no estuviera presente en nuestra relación. Estos sentimientos negativos son barreras en las relaciones de padres e hijos.
6) Sé autoridad
«Tus hijos no necesitan a una amiga, necesitan a una madre». Este refrán tiene cierta verdad. No quiere decir que la relación no pueda ser amistosa con momentos de complicidad, pero los hijos necesitan parámetros. Mientras van creciendo las libertades van aumentando pero no les estamos beneficiando en nada cuando les dejamos dar riendas sueltas a comportamientos inaceptables. Tienen que saber quien «manda» y quien tiene la última palabra. Al contrario de lo que muchos pueden pensar, esto les da seguridad. Saben que en la vida hay límites y que hay que respetarlos en todos los ámbitos. Es importante que aprendan a tener respeto a las autoridades, para cuando sean adultos y profesionales. Así es el mundo y nuestro hogar es el taller en el cual forjamos su carácter.
7) Sé buena oyente
Para las mamás más parlanchinas como yo, eso puede ser un gran problema. Es importante que aprendamos a escuchar, en especial cuando ellos quieren hablar. Dependiendo del carácter del niño, sea más exclusivo en lo que quiere compartir. Así que, en estos momentos de oro en los que quieren hablar, deja todo lo que estés haciendo y escucha. Es importante no dar opiniones precipitadas sino solo escuchar. Quizás tu opinión puede esperar otro momento más oportuno. No desperdicies estos momentos en los que tu hijo quiere hablar y entra poco a poco en su mundo escuchando y aprendiendo todo lo que pasa en su mente.
8) Refrena tu lengua
Eso va en conjunto con el anterior. Las mamás tenemos muchas opiniones sobre todo. Muchas veces juzgamos todo a luz de nuestra propia experiencia. Cuando hay algo que nos parece que no está bien, sería bueno contar hasta 10. A mi, personalmente, me sirve mucho escuchar, hablar con mi marido sobre el asunto y sobre todo, hablar con Dios. Hay muchas veces que no sé lo que decir o hacer. Aplico muy seriamente lo que dice la Biblia: «Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.» Santiago 1:5. Dios nos puede ayudar en este difícil trabajo de orientar a nuestros hijos.
9) Acuérdate que fuiste joven
Nuestros hijos van creciendo pero carecen de experiencia de vida. A mi me ayuda a pensar en ello, recordando cuando yo era joven para tratar de no cometer los mismos errores de mis padres. Por más buenos que hayn sido nuestros padres, seguramente no han sido perfectos. Es importante pensar en nuestra experiencia de vida, recordarnos cómo nos sentíamos y cómo se portaron nuestros padres, como buenos o malos ejemplos. Siempre tuve mucha gratitud por mis padres, y aunque he cometido mis propios errores, he tratado de no reproducir los suyos.
10) Ama sin condiciones
En la Biblia, el sabio Rey Salomón dice que para todo hay un momento oportuno. En ocasiones, todo lo que nuestros hijos necesitan es ser amados. Habrá momentos cuando se hayan equivocado, o hecho malas elecciones, o tomado rumbos destructores. No necesitan ser juzgados pues el mundo ya lo hace y a veces tienen que vivir con las consecuencias de sus equivocaciones. De nosotros, necesitan el amor incondicional, el amor que ignora el error. No estaremos apoyando o amando sus errores, pero amándolos. Así hace Dios con nosotros. Os invito a leer 1 Corintios 13.
Espero que estas sugerencias desde mi propia experiencia os pueda inspirar a hacer algunos cambios positivos y que os puedan ayudar a ser las madres que deseáis ser.
No te olvides que tu hijo es un regalo que Dios te ha encargado:
3 Son los hijos herencia que da el Señor,
Salmo 127:3-5
son los descendientes una recompensa.
4 Como flechas en la mano del guerrero,
son los hijos que en la juventud se tienen.
5 ¡Feliz quien llena con ellas su aljaba!
No será humillado si se enfrenta
al adversario en la puerta de la ciudad.