Esta receta es ideal para que los niños merienden después del cole. Lo preparaba antes de recoger a los niños y cuando entraban en casa y sentían el olor a chocolate caliente corrían a la cocina gritando – ¡Bien! ¡Bizcocho de zanahoria con chocolate!

Ingredientes:
3 zanahorias medianas
3 huevos
½ taza de aceite de oliva
1 ½ taza de azúcar
1 ½ taza de harina de trigo
1 cuchara sopera de levadura Royal
Cobertura:
½ taza de azúcar
3 cucharas de leche
2 cucharas de chocolate en polvo (Colacao)
Fideos de chocolate (opcional)

Preparación: Precalentar el horno. Lavar y pelar a las zanahorias, cortándolas en rodajas. En el vaso de la licuadora poner los huevos, añadir el aceite, la zanahoria y el azúcar en este orden. Batir hasta licuar los ingredientes. En un bol, tamizar la harina y la levadura, verter la mezcla de zanahorias sobre la harina con levadura y mezclar bien. Untar un molde con mantequilla y espolvorearlo con harina, sacudiendo para que caiga la harina sobrante. Verter la masa en el molde y llevar a hornear a 180cº durante 30 a 35 minutos. Al pinchar con un palillo debe de salir limpio. Dejar enfriar por 10 minutos y desmoldarlo sobre un plato.
Llevar al fuego una olla con los ingredientes de la cobertura, dejar que hierva para espesar. Verterla caliente sobre el bizcocho, y decorar con los fideos. ¡Qué aproveche!

Esta receta me recuerda mucho a la crianza de mis hijos. Cada día preparábamos el desayuno mi marido y yo mientras los niños se preparaban para ir al cole o al Instituto y cuando terminaban se incorporaban a nosotros en los preparativos. Desayunábamos todos juntos y agradecíamos la noche de descanso y pedíamos por los exámenes y por algún amigo o profesor que pasaba por dificultades. Les abrazábamos y les decíamos a cada uno de ellos «¡Te amo, hijo mío! Nunca te olvides, ¡Eres muy importante para mí!». Buscábamos a cada día infundir en nuestros hijos confianza y certeza de que eran obras primas de un Dios vivo. Estos hábitos demandaban de nosotros disciplina y esfuerzo, pero sabemos que esta actitud ha marcado positivamente nuestra vida y la vida de nuestros hijos, que crecieron con un auto estima y un auto concepto muy equilibrado.
Proverbios 22:6
“Instruye al niño en el camino correcto y aun en su vejez no lo abandonará”
Rosa