Familia

El complejo de Cenicienta

El otro día, estuvimos con un grupo de adolescentes en casa, ¡una  tarde de princesas!

Hicimos juntas dos  tartas, las rellenamos con dulce de leche, fresas, Nocilla y las  decoramos con rosas de Buttercream color rosa.  Después de degustar las tartas entre risas  y comentarios de  «¡Hmmm que delicia!», nos sentamos para ver la peli   “La Cenicienta” entre susurros y suspiros!!!

Elegimos La Cenicienta  porque les encanta a las chicas y no es necesario en ningún momento decir -¡Poner Atención!  Este tipo de peli entra  directamente en el mundo emocional del subconsciente. Las leyendas siempre tienen  enseñanzas escondidas  del inconsciente colectivo.

La fotografía bien cuidada, las canciones, los  vestidos  maravillosos, el Príncipe Azul, el castillo, la naturaleza, todo  nos adentra en un  mundo mágico que llevamos dentro, dónde todos los problemas se resuelven de modo mágico, ayudada por una  hada madrina que aparece del modo que una menos espera.  ¡Al final ella sale victoriosa!  ¡Es rescatada por  el Príncipe Azul!    Sólo mirar el cartel de la chica con vestido azul y  el pelo suelto bailando con el viento, ya hace suspirar a nuestras bellas durmientes que llevamos dentro!   La Cenicienta (Hermanos Grimm, Alemania 1812) se llamaba Ela, pero se deja llamar Cenicienta por sus hermanastras y madrastra (nunca se quejó del malvado apodo resultado de la envidia de su hermanastras). Pone a relieve  dos mitos universales: El amor a primera vista y el mito del Príncipe Azul.  

Cenicienta, en relación con los  demás era una chica muy educada pero muy pasiva, todo lo que es mucho es demasiado, debemos buscar el equilibrio es más sano. Ella  aceptaba todo sin quejarse, sin defenderse, incluso de los maltratos.  

En relación consigo misma Cenicienta era agresiva, pues no sabía amarse a si misma buscando hacer respetar sus derechos, no tuvo ayuda para que aprendiera a reconocer su propios sentimientos como: pérdida y dolor (pérdida de la madre y del  padre, de su posición de hija), tristeza (por el sufrimiento que pasaba y  maltrato de su supuesta familia), rabia (por la forma como la trataban), ira contenida (el maltrato duró años), decepción (por no dejarla ir al baile), auto valor (se sentía desdichada), culpada porque muchas veces asumía la culpa que no era suya (se culpaba de que la trataran mal).

Era muy muy joven y todavía no había aprendido a distinguir sus emociones y las críticas destructivas y las manipulaciones emocionales que la madrastra y sus hermanastras le infligían. Tampoco tenía fe en Dios, puesto que la fe en Dios nos sustenta y nos ayuda a sobrellevar las situaciones más difíciles de la vida.

Con la ayuda de otros, Cenicienta podría haber aprendido a ser asertiva, a valerse por sí misma, a hacer frente a la madrastra, a no ser sumisa a sus hermanastras, al final la casa era suya y no tenía razón de servir como criada, tenía el derecho de ser tratada como una igual por su familia. Cenicienta podría aprender a ser libre y a no tener que esperar un Príncipe azul para liberarla. Ella poseía capacidades y habilidades, era responsable, pero no se daba cuenta de su valor. Era alegre, sabía auto motivarse cantando, hablando mentalmente, buscando animarse recordando a su madre (ser generoso y tener valor). Se encontraba muy sola, no tenía amigos (a no ser los animales, que tampoco la podía aconsejar y enseñar). Esto es un problema actual, nuestros adolescentes muchas veces no tienen buenos amigos y nosotros padres tenemos que ayudarles a traer amigos a casa para que disfruten y compartan sus vidas.

Unas de las frases de película que me gustó: “Si hacen lo que hacen, no es razón para hacerlo”. Es bueno poder recurrir a una frase así porque los adolescentes siempre nos dicen:- Si todos mis amigos van a esta fiesta, ¿por qué yo no?  Todos mis amigos la usan, ¿por qué yo no?

Ahora que ya contáis con esta sugerencia de guión, llamen a los amigos de vuestros hijos  a casa y  ¡hagan una sesión de cine en casa!!!!  ¡Va a ser muy divertido!!!

“Ama a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo” – Lucas 10.27

Rosa

Familia

¡Cuéntame!

Te invito a jugar un juego en la mesa.  ¡Cambiemos el come y calla por come y cuéntame!               

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Los expertos llevan años diciéndonos que las familias que conectan, hablan, se ríen juntas y comparten cierta complicidad a lo largo del tiempo, tienen una mayor posibilidad de enfrentar momentos difíciles con optimismo y disfrutarán de una mayor satisfacción familiar.Esto repercute en todas las áreas de la vida de nuestros hijos. Les afecta en su etapa de estudio, en su vida laboral y hasta en su capacidad de superar dificultades en la vida.Curiosamente, esta conexión se puede lograr haciendo cosas muy sencillas, como hablar. Aquí os comparto unas ideas para romper el hielo y comenzar buenas conversaciones con tus hijos.Un buen Tip Familiar!Antes de tener una conversación correctiva con tus hijos o enfrentar algún tema delicado con ellos, intenta primero hablar de cosas que les emocionen, motiven y entusiasmen. Conecta primero, eso hará que las demás conversaciones sean más llevaderas para ellos.Antes de formular una pregunta piensa:¿Mi pregunta es inspiradora? ¿infunde respeto y confianza?, ¿la puedo hacer sin ser sarcástico o mostrar altivez?, ¿estoy dispuesto a escuchar la respuesta sin contradecir nada? ¿Puedo mantener contacto con sus ojos y una sonrisa sincera? ¡LISTO! 

  1. ¿Cómo describirías tu día perfecto?
  2. Cuándo estás teniendo un mal día, ¿qué es lo que más necesitas?
  3. ¿Qué es algo que yo puedo hacer para echarte una mano?
  4. ¿Cuál es el mejor halago que has recibido?
  5. ¿Qué es lo que más estrés te causa últimamente?
  6. ¿Qué es lo que más te gusta de tu profe favorito?
  7. ¿Qué es lo que más admiras de tus mejores amigos?
  8. ¿Qué es lo que cambiarías de tu mejor amigo/a y por qué?
  9. ¿Qué es algo gracioso que os ha pasado últimamente entre amigos?
  10. ¿Para ti como sería un noviazgo saludable y divertido?
  11. ¿Qué cualidades buscas en una persona con la que te gustaría mantener una relación sentimental?
  12. ¿Qué inquietudes o preguntas te haces acerca de temas espirituales?
  13. ¿Por qué motivos estás agradecido/a?
  14. ¿Si pudieras cambiar algo, que cambiarías?
  15. ¿Te sientes capaz de volver a empezar?
  16. ¿Qué significa para ti la frase, borrón y cuenta nueva?
  17. ¿Dónde quieres estar en 5 años?
  18. Si el dinero no fuese un obstáculo, ¿qué harías?
  19. ¿Cuál es la pregunta más tonta que hayas oído?
  20. ¿Cuál es uno de tus mejores recuerdos en familia?

Algunas preguntas son más adecuadas para un momento entre dos, pero otras se prestan para iniciar buenas conversaciones. La razón principal por no preguntar a los adolescentes en casa, es porque muchas veces nuestras conversaciones con ellos pueden terminar en discusiones, pero ellos son los que más lo pueden necesitar. Así que de nosotros depende cambiar eso.Como padres y adultos tenemos una oportunidad de modelar como hablar con respeto y confianza aún cuando estamos en desacuerdo.¡Inténtalo! Si al primer intento no resulta, sigue intentado. ¡La comunicación es la clave de todo! 

eating at the table

Ángela

Familia

Educar adolescentes y no morir en el intento 2

¡Qué bonito dolor de cabeza!

Parte 2

Esta es nuestra última y segunda entrega para reseñar el libro escrito por la psicóloga Lidia Martín.

En muchos aspectos ha sido muy esclarecedor y clarificador, en cuanto a los posibles mitos o temores o rechazo que podamos mostrar ante esta sorprendente etapa de la adolescencia.

Esta vez vamos a revisar los capítulos de límites y normas y de la construcción de la personalidad.

Nos ponemos en marcha con la primera aclaración que nos ofrece la autora. Los límites han de existir. Los límites han de ser proporcionados y justos. Los límites significan un beneficio y no un perjuicio para el individuo en general y el adolescente en particular. Estas frases las encontramos en la página 134 del citado libro.

Como en las anteriores ocasiones, presentaremos los errores y aciertos década uno de estos dos últimos capítulos.

Grandes errores en la aplicación de límites al adolescente

1. No haber empezado a poner límites en edad temprana. De repente, en la adolescencia no podemos hacerlos aparecer, ya que es el inicio de la búsqueda de autonomía del adolescente

2. Arbitrariedad. Normas sin sentido. El efecto será contrario a lo que esperamos. 

3. Las normas han de ser pocas, pero bien establecidas.

4. Inconsistencia. Nuestro adolescente se volverá loco si cambiamos de normas permanentemente.

5. Incoherencia. Si queremos que nuestros hijos respeten las normas, nosotros somos los primeros que hemos de cumplirlas. 

6. Dejar de poner límites porque el adolescente se enfade.

7. Convertir los límites y su cumplimento en una batalla campal. Si no se cumple lo pactado, debemos conservarnos en tranquilidad, haciéndole recordar el límite establecido, especifiquemos la conducta inadecuada y apliquemos la consecuencia. Esto debe ser innegociable.

8. No poner límites porque no nos vemos fuertes para enfrentarnos a ellos

9. No poner límites porque nuestra autoestima está bajo mínimos

10. No poner límites porque no compartimos los mismos criterios que el otro progenitor

11. No aplicar las consecuencias que habíamos advertido en caso de incumplir la norma.

12. Es un error poner límites a los sentimientos y no a las conductas.

Los grandes aciertos en la aplicación de los límites a adolescente

1.- Dedicar tiempo a los hijos

2.- En la medida de los posible, las reglas y consecuencias deben ser pactadas entre padres e hijos

3.- Saber reconocer el cumplimiento de las normas

4.- Ser proporcionado y justo con las consecuencias que se aplican.

5.- Los chicos pondrán a prueba a sus padres para comprobar hasta dónde pueden llegar. Es en este momento cuando más firmes deben mostrarse los padres.

6.- Combinar cariño y control. 

7.- Lo que más influye a nuestros hijos son nuestros actos, nuestras reacciones , la forma en que somos y nos comportamos. 

8. Se necesita que los padres sean razonablemente flexibles, según las circunstancias y la edad

9. . Seamos capaces como padres de reconocer nuestros errores. 

Ahora nos acercaremos al capítulo de la construcción de la personalidad.

Ayudemos principalmente a que nuestros adolescentes puedan construir una personalidad madura. 

Aquí tenemos una serie de señales que nos presenta la autora, las cuales debemos reforzar o intentar que los chicos vayan mostrándola, todas ellas mencionadas y citadas por el psiquiatra Enrique Rojas en su artículo sobre indicadores de la personalidad madura. 

1.- Tener un modelo de identidad y poder llegar a ser. Durante su desarrollo buscarán un modelo de referencia.

2.- Conocerse a sí mismo con sus puntos fuertes y sus debilidades. 

3.- Equilibrio psicológico entre emoción y racionalidad. Sabemos que será difícil pero no imposible, dado que el adolescente se rige por sus impulsos y emociones. 

4.- Buscar tener un proyecto personal. No improvisarlo sobre la marcha. 

5.- El planteamiento de la vida deberá ir más allá del hedonismo y la permisividad. Se han despreciado valores firmes y sólidos, como los valores cristianos. Pero recordemos que mejor será tratar a los demás como esperamos que nos traten a nosotros. 

6.- El individuo maduro no necesita aparentar algo que no lo es. Si hay unidad entre la persona y la personalidad, el individuo se comportará de manera estable

7.- Tener la capacidad de controlarnos, saber parar. Es decir, autocontrol.

8.- Capacidad de responder por la propia conducta y asumir las consecuencias de sus acciones.

9.- Mostrar compromiso, fidelidad y lealtad hacia las propias decisiones y hacia los demás. 

10,. La sexualidad está algo más calmada y no ocupa el primer lugar de la prioridades.

11.- Si algo ha de aprender uno a lo largo de la vida, es flexibilidad y luchar con la tendencia natural del ser humano de volverse cada vez más rígido.

12.- La posibilidad de poder convivir con otros individuos, sin peleas ni discusiones recurrentes

13. Lidia nos menciona una más que es la capacidad de demorar el refuerzo. Eso significa poder esperar y responder a recompensas a medio y largo plazo, no estando sujetos a la satisfacción inmediata.

Por lo tanto y en consecuencia, como nos dice la autora. El objetivo que perseguimos es siempre alcanzar una personalidad madura, con responsabilidad, capacidad de convivencia y equilibrio. El proceso es largo e indeterminado en su duración. Puede y debe, de hecho, durar toda la vida, pero se da en buena parte en la adolescencia, por lo que hemos de cuidad esta etapa sobremanera. 

Unas últimas palabras de ánimo. Esta tarea no es imposible, será difícil. Pero no olvidemos que nosotros como padres, adultos de referencia o educadores ya hemos pasado o sufrido esa etapa. Así que por qué no allanamos el camino para que nuestros chicos logren ser unas personas maduras con valores sólidos, sabiendo quiénes son y qué buscan en la vida para sentirse y verse realizados.

Espero que hayan disfrutado de estas reseñas.

Pronto nos volveremos a encontrar por aquí.

Nilda Jacqueline

Crecimiento Personal, Familia

Educar a adolescentes sin morir en el intento 1

Educar a adolescentes sin morir en el intento (libro)

Adolescentes ¡qué bonito dolor de cabeza! 

Parte 1

¿Quién no ha tenido o tiene o tendrá a un adolescente revolucionado con las hormonas patas arriba?

Durante dos o tres entregas intentaremos acercarnos al libro Educar a adolescentes sin morir en el intento, escrito por la psicóloga Lidia Martín Torralba. El libro está publicado por Andamo. Se puede adquirir en Amazon en versión papel o como libro electrónico.

Primero, hablemos un poco de su autora. Lidia Martín es licenciada en Psicología y Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente ejerce la psicología clínica en un gabinete privado además de colaborar activamente en docencia con otras entidades como FAD o la Univ Complutense de Madrid. 

Dentro de sus títulos publicados también encontramos: Primeros Auxilios Psicológicos, Las Crisis y Al rescate de padres de adolescentes. 
Como la autora nos decía en una de sus conferencias, este libro ha sido el resultado de la serie de encuentros llamados Escuela de Padres 4×4: Adolescencia. Por lo tanto, pasemos a entender un poco más la adolescencia y a desaprender algunos tópicos. Esta es una etapa difícil tanto para los adolescentes como para su entorno, ya que se trata de una crisis compuesta por un conjunto de crisis. 

También nos fija los cimientos sobre los cuales construir el edificio de convivencia con los adolescentes y nos muestra herramientas principales para enfocar su educación. No olvidemos que aunque el grupo de iguales va adquiriendo un valor y presencia mucho más activo y determinante en la vida del adolescente, el papel fundamental de mayor influencia para el desarrollo y protección sigue siendo, sin lugar a dudas, la familia.

Debemos empezar a comprender que la adolescencia es una carrera de fondo en la que los corredores sufren de diferentes maneras. Unos y otros hemos de encontrarnos y ubicarnos, posicionarnos y animarnos para dar respuesta al reto que supone encarar una transición de dimensiones titánicas, pero de posibilidades también gigantescas. La autora nos insta a no escatimar en prevención y a ser prudentes y flexibles a la vez. Nos hace tener claro que un inicio demasiado precoz es más preocupante y problemático que un moderado retraso en la aparición de esta etapa.

El libro se nos presenta dividido en cuatro grandes y amplias áreas:

– Psicología del adolescente; lo que es, piensa, siente y hace el adolescente.

– La comunicación con el adolescente cómo comunicarnos para poder entendernos

– Límites y normas en la adolescencia

– La construcción de la personalidad del adolescente.

Os animo a que nos acompañéis en esta aventura. En una próxima entrega os mencionaré algunos datos interesantes y a recordar de cada una de estas áreas.

¡hasta la próxima semana!

Nilda Jacqueline

Crecimiento Personal

¿Ayudamos o entorpecemos?

El apoyo inmediato …


La semana pasada acudí a unas charlas talleres sobre el consejo, la ayuda o el auxilio inmediato en momentos difíciles, cuando aparecen situaciones inesperadas. Estas situaciones nos afectan y nos desbordan. Muchas de las personas, en especial las mujeres, nos apresuramos con nuestras palabras a aconsejar, ayudar o dar ánimo. 


Por nuestra identidad femenina, somos más sensibles y expresamos emociones con mayor frecuencia. Pero esto no significa que seamos la persona adecuada e idónea en todo momento pronunciado la palabra exacta que a  la persona que sufre le hace falta en el momento puntual que necesita acompañamiento. 


Entonces ¿qué pasa? ¿me quedo callada? ¿y si no hay nadie más cerca de mí para ayudar? ¿le digo a la persona que no pasa nada, que todos experimentamos esas sensaciones? ¿le digo que su dolor no tiene que afectar a su vida? ¿le digo que basta ya de llorar o de quejarse? ¿le respondo diciendo que el problema es ella o él y no la situación?
¿Quién de nosotras no se ha visto en una situación de este calibre?

Podemos pensar en fallecimientos, suspender o fallar en un examen, un accidente casero, discusiones conyugales o familiares, desavenencias en el trabajo. Existen tantos y tan variados momentos de confrontación y sufrimiento en la vida que resulta más que común de lo que pensamos, que busquemos a otras persona para su consejo o que nos busquen a nosotras anhelando consuelo, ayuda o apoyo emocional. 


En realidad, es un privilegio que se nos considere como personas cabales para ofrecer este acompañamiento activo y emocional, a la vez.


Las claves que nos brindó y explicó la psicóloga española Lidia Martín fueron las siguientes:


1º Ante todo, PRUDENCIA y HUMILDAD. Seamos prudentes pues el dolor y esa situación difícil puede verse como un hecho imposible de sobrellevar sin acompañamiento. Si estamos más prestas a hablar antes que a pensar; no sigamos adelante, esto no es para nosotras.


2º La ESCUCHA ACTIVA. Aprendamos a escuchar con atención y sin interrumpir las necesidades de la persona que ha acudido a nosotras. Hagamos preguntas que describan nuestro interés y preocupación hacia la otra persona. Si nos sentimos o vemos incómodas, no sigamos adelante; esto no es para nosotras.


3º No puede faltar la EMPATÍA. Debemos preguntarnos que pensaría yo, que haría yo o cómo reaccionaría yo frente a una situación como la que está viviendo esta persona.Si no podemos evitar «la voz de la experiencia» o no evitamos juzgar o no somos honestas o no somos coherentes; no sigamos adelante, esto no es para nosotras.


4ª La necesidad del ANÁLISIS y recepción y expresión de las emociones; es decir brindar espacio cómodo para que la persona afectada pueda expresarse en un entorno de confianza y confidencialidad. Si nos sentimos incómodas o somos incapaces de ser sensibles; no sigamos adelante, esto no es para nosotras.


5ª La capacidad analítica para un RAZONAMIENTO REALISTA; solo nos queda preguntar, analizar, contrastar, y orientar hacia la visualización de otras metas.  Si producimos emociones negativas o distorsionamos más la realidad o tendemos a generalizar; no sigamos adelante, esto no es para nosotras.


6ª La capacidad para REFORZAR; consistente en apoyar en el avance de pequeños pasos, de conseguir la ayuda de un profesional. Si no somos capaces de ver que el refuerzo debe hacerlo un profesional; no sigamos adelante, esto no es para nosotras.


¡Vaya! A lo mejor hasta este momento no habíamos reflexionado sobre estas situaciones o estos temas. Como oía el domingo por la mañana: 



Encontramos en la Biblia, muchos versículos o frases que nos instan y animan para que busquemos esa sabiduría con la cual inspiremos a otros y que nuestro acompañamiento sea de verdad la ayuda que la otra persona necesita. Por esto nos quedamos con estas palabras finales del apóstol Santiago en el Nuevo Testamento

Nilda

Salud y Belleza, Uncategorized

Maquillaje para adolescentes

Maquillaje para adolescentes

Esta publicación tiene el objetivo de dar consejos para niñas pre-adolescentes, adolescentes y madres que se preocupan por este tema y tienen interés en participar en esta fase de la chica, dando consejos de cómo maquillarse adecuadamente.
En la adolescencia no es todo que se puede usar en el rostro, siempre es bueno seguir las orientaciones de un dermatólogo, por el acné o posibles manchas en la piel.
La preparación de la piel no puede ser muy cargada pues envejece la apariencia.  El maquillaje para adolescentes no tiene que ser muy elaborado, sólo debe subrayar la belleza natural.
Es, sin duda, una fase divertida, donde se ve bonito un look más colorido, no muy neutro, pero ¡cuidado!!! No exagere en la tonalidad, debes preferir sombras en tonos pastel y lápices de colores más suaves o gloss.
En esa fase, tampoco combinan las exageraciones, tengáis en mente que sois bellas a los ojos de Dios, y que sólo debéis subrayar esa belleza que os fue dada.


Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.1 Timoteo 4:12

Andréia

Familia, Uncategorized

Educar a adolescentes sin morir en el intento (libro)

Adolescentes ¡qué bonito dolor de cabeza! 

Parte 1

¿Quién no ha tenido o tiene o tendrá a un adolescente revolucionado con las hormonas patas arriba?

Durante dos o tres entregas intentaremos acercarnos al libro Educar a adolescentes sin morir en el intento, escrito por la psicóloga Lidia Martín Torralba. El libro está publicado por Andamo. Se puede adquirir en Amazon en versión papel o como libro electrónico.

Primero, hablemos un poco de su autora. Lidia Martín es licenciada en Psicología y Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente ejerce la psicología clínica en un gabinete privado además de colaborar activamente en docencia con otras entidades como FAD o la Univ Complutense de Madrid. 

Dentro de sus títulos publicados también encontramos: Primeros Auxilios Psicológicos, Las Crisis y Al rescate de padres de adolescentes. 
Como la autora nos decía en una de sus conferencias, este libro ha sido el resultado de la serie de encuentros llamados Escuela de Padres 4×4: Adolescencia. Por lo tanto, pasemos a entender un poco más la adolescencia y a desaprender algunos tópicos. Esta es una etapa difícil tanto para los adolescentes como para su entorno, ya que se trata de una crisis compuesta por un conjunto de crisis. 

También nos fija los cimientos sobre los cuales construir el edificio de convivencia con los adolescentes y nos muestra herramientas principales para enfocar su educación. No olvidemos que aunque el grupo de iguales va adquiriendo un valor y presencia mucho más activo y determinante en la vida del adolescente, el papel fundamental de mayor influencia para el desarrollo y protección sigue siendo, sin lugar a dudas, la familia.

Debemos empezar a comprender que la adolescencia es una carrera de fondo en la que los corredores sufren de diferentes maneras. Unos y otros hemos de encontrarnos y ubicarnos, posicionarnos y animarnos para dar respuesta al reto que supone encarar una transición de dimensiones titánicas, pero de posibilidades también gigantescas. La autora nos insta a no escatimar en prevención y a ser prudentes y flexibles a la vez. Nos hace tener claro que un inicio demasiado precoz es más preocupante y problemático que un moderado retraso en la aparición de esta etapa.

El libro se nos presenta dividido en cuatro grandes y amplias áreas:

– Psicología del adolescente; lo que es, piensa, siente y hace el adolescente.

– La comunicación con el adolescente cómo comunicarnos para poder entendernos

– Límites y normas en la adolescencia

– La construcción de la personalidad del adolescente.

Os animo a que nos acompañéis en esta aventura. En una próxima entrega os mencionaré algunos datos interesantes y a recordar de cada una de estas áreas.

¡hasta la próxima! 

Nilda

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8 mentiras que nuestros adolescentes creen sobre el sexo

Publicación originalmente publicada por Edurne en su blog  EL VIAJE DE UNA MUJER

Como padres, sabemos que, a medida que nuestros hijos crecen, el sexo comienza a estar presente de una manera u otra. Vivimos en una sociedad híper sexualizada en la que, por mucho que queramos protegerlos, el sexo es omnipresente. En aras de la libertad, queramos o no, nuestros hijos reciben información. A veces buena, a veces mala.

¿Lo mejor? Que tus hijos puedan tener la información sobre el sexo que ellos necesitan de ti, que puedas ayudarles a comprender qué dice la Palabra de Dios sobre las relaciones, sobre el sexo, sobre qué hacer o qué no hacer conforme a lo que Dios dice.

Mucha de toda esta información que reciben es falsa o está tergiversada y les hace tener ideas equivocadas. Por eso hoy voy a hablarte sobre 8 mentiras que nuestros jóvenes creen sobre el sexo, con la idea de que puedas usarlas en una conversación abierta con tus hijos y conocer su punto de vista.

Una vez que sabemos lo que piensan, podremos ayudarles a ver el sexo tal y como Dios lo ve y ayudarles a sacar estas idea falsas que tienen sobre él.

1. Todo el mundo lo hace

No. No todo el mundo lo hace. No todo el mundo tiene sexo antes del matrimonio ni hay ninguna ley no escrita que dice que, si algo está mal, deja de estarlo tan solo por el hecho de que todos lo estén haciendo. Hay muchos jóvenes que esperan hasta el matrimonio, hay muchos jóvenes que no ceden a la presión de los amigos para tener sexo a edad temprana. Pero se necesita ser fuertes para decir “no”. Y se necesita aún ser más fuertes para decir “no, porque no es esto lo que Dios quiere que haga”. Ayudemos a nuestros hijos a fortaleceré en el Señor y en el poder de Su fuerza para resistir.

2. No es para tanto.

Sí, sí lo es. Involucrarse físicamente con otra persona no sale gratis. Siempre hay consecuencias físicas, emocionales y espirituales. Y es precisamente por eso por lo que Dios puso tanto énfasis en el marco adecuado (y, consecuentemente, la edad y la madurez apropiadas) para tener cualquier tipo de contacto sexual. Nuestros jóvenes tienen que tener claro que tener sexo fuera del matrimonio siempre trae consecuencias y es nuestra obligación recordárselo.

3. La virginidad solo se pierde cuando hay una relación con penetración

Hay jóvenes que piensan que siguen siendo vírgenes sin importar lo que hagan o cuánto se toquen mientras no haya coito. La virginidad, sin embargo, va más allá. Es una elección consciente de no involucrarse en ningún tipo de práctica sexual hasta el matrimonio. Dejemos claro en caso qué es la pureza y qué significa para la vida de una persona.

4. El sexo y el amor son lo mismo.

No, no son lo mismo, son un complemento. Que estés enamorado no significa que esa sea una razón para acostarte con alguien. El amor es una decisión y el sexo también. Muchas veces nuestros jóvenes piensan que, si sienten amor por alguien, lo lógico es que tengan sexo con esa persona. Ayudémoslos a separar ambas cosas y a que tomen buenas decisiones.

5. El sexo es un pecado menor.

El pecado no tiene medida. No hay grande pecado grande ni pecado pequeño. ¿Es matar lo mismo que contar una mentira o tener sexo con alguien fuera del matrimonio? Quizás a nuestros ojos no, pero a los ojos de Dios, sí. Hablemos con nuestros hijos para dejarles claro que pecado es pecado en todo momento.

6. Mi fuerza de voluntad es mayor que cualquier tentación

Eso es lo que pensamos en todas las áreas de nuestra vida… y eso es lo que nos hace fallar en muchas de ellas, incluyendo el sexo. La tentación muchas veces es mucho más fuerte de lo que nosotros pensamos. Ayudemos a nuestros hijos a mantener sus ojos fijos en Dios y a que puedan poner límites que les ayuden a resistir la tentación.

7. Ver porno o masturbarse no cuenta como sexo.

El sexo no tiene que ver solo con lo físico, sino también con lo mental. De aquello que llenemos nuestra mente hablará nuestra vida. Llenar nuestro corazón de pornografía o masturbarse son el primer paso para que el sexo se convierta en algo “normal” o “habitual” y a que banalicemos su importancia.

8. Ya he tenido sexo, así que todo esto no me importa.

Nunca es tarde. Dios siempre perdona al que se arrepiente (=pide perdón y cambia su conducta) y da nuevas oportunidades cada mañana. Si nuestros hijos ya se han involucrado en cualquier tipo de relación sexual con otros, deben tener claro que pueden comenzar de nuevo y que Dios los está esperando con los brazos abiertos si quieren hacer Su voluntad.

Hablemos con nuestros hijos de todos estos temas aunque para algunas pueda ser difícil. El sexo es algo natural, es algo creado por Dios. No lo hagamos un tabú ni pretendamos que nuestros jóvenes tomarán decisiones adecuadas aunque no tengan dirección alguna sobre el tema.

¿Qué piensas sobre el tema? ¿De qué manera has abordado o piensas abordar el tema del sexo con tus hijos? ¡Cuéntanos tu experiencia!

Contenta en Su servicio,

Edurne