Crecimiento Personal, Salud y Belleza

10 Hábitos saludables que combaten a la ansiedad

Es un asunto cada día más relevante en el mundo de hoy.

Esta publicación está basada en un artículo de una revista digital brasileña llamada M de Mulher.  No es una tradución pero está basado e inspirado en el artículo.  Todas las fotos son de Pinterest.

1) Prestar atención a la alimentación.

Muchas buscamos refugio en la comida. Por lo tanto, cada vez que nos sentemos para comer, hay que prestar atención a la comida, comer despacio y masticar bien los alimentos. Esto proporcionará una mayor sensación de saciedad.

2) Ejercicios Físicos.

Si quieres hacerte con el control de las reacciones de la mente y el cuerpo, maximiza los ejercicios. Las situaciones de estrés y tensión están directamente relacionados con la ansiedad. Por lo tanto, para combatirlo, la actividad física puede ser una gran alternativa.

3) Evitar los estimulantes.

La ansiedad  puede ser estimulada sin que nos demos cuenta. Por lo tanto, evitar el alcohol, las bebidas con cafeína, té verde y los cigarrillos. Estas sustancias son estimulantes y pueden aumentar los sentimientos de nerviosismo.

4) Cuida tu ambiente

La ansiedad se asocia con los excesos. Así que cuando llega el momento de relajarte (durante las comidas, por ejemplo) escapa de ambientes agitados y evita distracciones como ver la televisión, usar el ordenador o el teléfono. Esto te ayudará a tener una comida tranquila, adecuada y agradable.

5) Controlar el azúcar

En el momento de la ansiedad, muchas personas optan por comer dulces. Si el deseo es grande, dar preferencia a los alimentos bajos en calorías, como la gelatina, postres con fruta o la misma fruta.

6) Cambiar de enfoque.

Tenemos la tendencia de enfocarnos en los alimentos. Desvía el enfoque y busca otras actividades como escuchar música o ver a una película. Hay que centrarse en la importancia de tener un pasatiempo como vía de escape.  Siempre habrá una alternativa.

7) Los tés e infusiones.

Los tés que contienen sustancias sedantes suaves también ayudan en el auto-control. Dar preferencia a las infusiones de valeriana, manzanilla o tila. Hay una gran variedad en el mercado.

8) Concentración y respiración.

Por lo general en momentos en los que la ansiedad es alta, hay cambios en la respiración, que pasa a ser rápida y corta. En estos momentos, es esencial concentrarse y lentamente dejar que la respiración sea completa y profunda.

9)  Ocupar la mente.

Dentro de lo saludable, mantén tu vida completa en actividades para tu mente.  Si la mente está ocupada, hay menos espacio para los pensamientos que te llevan a la ansiedad.

10) Conócete a ti misma.

Algo muy importante es conocerse y comprender los puntos que deben ser mejorados. Averigua cuáles son tus debilidades para trabajar en ellas. Este proceso ayuda a controlar la ansiedad.

Pensamientos finales:

Espero que os haya sido interesante.  A mí me gustaron estas ideas porque son muy prácticas.  Veo que mi fe y confianza en la Biblia se entrelazan con estos consejos y hay valores bíblicos que se encuentran en todos los puntos.  Uno de los más importantes para mí es el control de la mente y de mis pensamientos.

Yo he desarrollado la disciplina de echar lo negativo y llenar mi mente con pensamientos buenos.  No es algo natural para mí pero estoy progresando en ello.  Estos versículos me han inspirado para hacerlo.

Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.

Filipenses 4:8

y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él.

2 Corintios 10:5

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Romanos 12:12

Mara

Crecimiento Espiritual, Crecimiento Personal, Familia, La Biblia

Coronavirus, malas noticias ¿cómo reaccionamos?

Hace unos años hubo una tragedia en un cine de los Estados Unidos a consecuencia de un tiroteo; algunos muertos y varios heridos, entre ellos niños. Horrible. A los pocos días algo similar ocurre en una escuela. Murieron muchas más personas. 

En aquel entonces mi hija tenía nueve años y en la escuela escuchó algo sobre esas noticias y vino con su carita preocupada a hacerme preguntas. Esas preguntas que nunca quisiéramos escuchar porque nos recuerdan el mundo caído e imperfecto en que vivimos.

Nos recuerdan que aunque queramos, nuestros hijos no pueden vivir en una burbuja y están expuestos al pecado y a sus consecuencias.  Preguntas para las que quisiéramos tener respuestas fáciles, pero no es así.

Hoy las noticias son diferentes, las noticias son acerca de un virus que se ha convertido en pandemia y para la cual todavía no hay muchas respuestas. Sin querer minimizar lo que está sucediendo, sí creo que el hecho de tener un acceso inmediato a tanta información ha sido determinante al crear un estado de pánico en muchas personas. Y te confieso que la ansiedad también ha querido atraparme por momentos. 

El asunto es dónde estamos poniendo la mirada. ¿Cuál es nuestro sentido de seguridad? Voy a compartir contigo lo que compartí con mi hija en aquel momento porque creo que es válido para todas. 

Aquel día me senté con ella e hice lo único que con certeza podría darle una respuesta verdaderamente sabia y tranquilizadora. Busqué mi Biblia y le mostré el versículo en los Salmos que durante tantos años ha dado paz a mi corazón en medio de muchas tormentas de malas noticias: 

“Ellos no tienen miedo de malas noticias; confían plenamente en que el Señor los cuidará.” Salmos 112:7

“¿Y quiénes son ellos?”, le expliqué yo a mi hija. “El Salmo nos da la respuesta un poquito antes: los justos (v. 4)”. Lo que nos llevó a otra pregunta: ¿Quiénes son los justos?  La misma Palabra nos da la definición: “sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo” (Gálatas 2:16). 

¿Será que somos más fuertes que los demás? ¡Para nada! Pero la Palabra de Dios nos enseña que si hemos puesto nuestra fe en Jesús, no debemos tener miedo de malas noticias porque confiamos plenamente en que el Señor es soberano sobre nuestras vidas, y sea lo que sea, estamos en sus manos. 

El temor es un sentimiento humano, y es válido, siempre y cuando no dejemos que nos domine. Una mala noticia puede hacer que nuestro corazón dé un vuelco  y sintamos esta sensación incómoda en el estómago. Pero es ahí donde la Palabra de Dios, se convierte en nuestra ancla, sustento, esperanza. Es  entonces cuando recordamos que aunque la situación puede producir temor, como “justos que hemos creído en Cristo”, no nos quedamos en el temor sino que confiamos. Recordar el amor que Dios nos tiene, y que ha hecho evidente en Jesús, tiene que echar fuera el temor de nuestras vidas.

Lamentablemente no puedo decirte que vivirás una vida exenta de malas noticias, pero sí puedo decirte que al ser declarada “justa” delante de Dios, al ser su hija por medio de la fe en Jesús, ya no tienes que vivir esclava del temor: «Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!» (Romanos 8:15).

Si ponemos nuestros ojos en la prensa, o si dejamos que nuestra imaginación cobre alas, es muy probable que suframos un ataque de pánico o por lo menos que nos inunden la ansiedad y el temor. Debemos reconocer que tenemos un enemigo que anda buscando a quién devorar y nuestra mente es un campo fértil si nosotros le seguimos el juego. 

Tú y yo estamos viviendo en espera de que llegue la nueva creación. Ahora mismo no podemos disfrutar de todos los beneficios que la obra de Cristo en la cruz hizo posible. Un día sí será así para siempre, como nos revela Ap. 21:1-5. Así que podemos vivir con la esperanza, ¡y debemos vivir de esa manera! 

¿Cómo lo hacemos? Te quiero recordar el pasaje que mi esposo me recordó a mí cuando la ansiedad estaba amenazándome, 1 Pedro 5:7. 

«…echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes»

Dos cosas claras ahí: dejar la carga de la ansiedad en manos de quien es el único tiene control y soberanía sobre todo, Dios. Y, segundo, sabiendo que ÉL cuida de nosotros, incluso cuando pasamos por incertidumbre, enfermedad, dolor, coronavirus, o lo que sea. ¡En verdad la Palabra de Dios es nuestra esperanza y sostén!

En estos tiempos de incertidumbre, seamos luz, vivamos el evangelio, ¡hablemos de Cristo a un mundo que tanto lo necesita! Y cuando la ansiedad y el temor quieran atraparnos, corramos a los pies de nuestro Señor y revistamos nuestra mente de Su Palabra.

(Un buen artículo que explica sobre el virus, escrito por un pastor y especialista en enfermedades infecciosas: haz clic aquí).

Bendiciones,

Wendy

Crecimiento Personal

La ansiedad, una emoción que está de moda

Las emociones son tan variadas como los colores. Son reacciones que se vivencían como una fuerte conmoción del estado de ánimo. Esta vivencia puede tener un acento placentero, cuando experimentamos emociones positivas como pueden ser alegría, alivio, dicha, deleite, gratificación, etc.

Pero también pueden tener un efecto no placentero, como la ira, el miedo, remordimiento, indignación, irritabilidad, etc. Todos pasamos por una amplia gama de emociones. Pero, ¿por qué es importante sentir emociones?

Las emociones nos activan para responder mejor y para tener más energía ante situaciones importantes. Movilizan nuestra memoria y nuestro lenguaje. Cambian nuestro comportamiento porque nos preparan para la acción. Por ejemplo, ante situaciones de peligro sentimos miedo; frente a la pérdida sentimos tristeza; frente al daño sentimos ira; frente a la amenaza sentimos ansiedad y frente al éxito sentimos alegría.

Es genial poder sentir emociones, pero ¿cuándo son un problema las emociones? Cuando nos generan malestar psicológico como pérdida de control y mucha tensión. Cuando activan nuestro cuerpo dando lugar a palpitaciones o respiración agitada. Cuando generan comportamientos como evitar ir a determinados sitios o evitar hablar.

La ansiedad es una emoción, una respuesta emocional que surge ante una situación en la que percibimos amenaza.

Un grado de ansiedad es útil. Es una emoción natural que nos pone en alerta ante un posible resultado negativo preparándonos para cambiar dicho resultado. Pero otras veces nos activamos excesivamente y nos ponemos muy nerviosas. Sufrimos fracasos, no porque nos falte capacidad, sino por estos niveles de ansiedad extremos nos bloquean impidiendo que demos una respuesta correcta. Pongamos un ejemplo de cómo podemos perder un trabajo por miedo a ir a la entrevista:

– Situación: Tengo una entrevista de trabajo.
Tenemos dos formas diferentes de interpretar la situación:
Pensamiento persona A: “No me van coger, me voy a poner nerviosa y lo voy a hacer mal”.
Pensamiento persona B: “Voy a ir tranquila y lo haré lo mejor posible. Después de todo, si no me cogen me va servir de experiencia para otras entrevistas”:

Sentimientos:
Persona A: Siente ansiedad y miedo además de taquicardia, sudoración de manos, respiración agitada, etc.
Persona B: Tranquilidad.

De estas emociones se derivan estas conductas:
Persona A: NO va a la entrevista
Persona B: SÍ va a la entrevista.

Una de las formas de reducir el alto grado de ansiedad es atacar la respuesta física a la ansiedad: taquicardia, respiración agitada, sudoración de manos, sequedad de boca, etc. Y, ¿cómo lo conseguimos? Aprendiendo a respirar correctamente de forma pausada y profunda y aprendiendo a relajarnos. Ambas son dos armas poderosas para trabajar nuestras emociones. Te aconsejo que te entrenes en la RELAJACIÓN MUSCULAR PROGRESIVA de Edmund Jacobson. Jacobson argumentaba que ya que la tensión muscular acompaña a la ansiedad, uno puede reducir la ansiedad aprendiendo a relajar la tensión muscular. La clave por lo tanto está en que no podemos estar físicamente relajados y a la vez sentir ansiedad.

Si estás ansiosa, si estás bajo presión, o estás nerviosa porque debes enfrentar alguna situación difícil, sientes un estado de tensión muscular alto, esta técnica te permitirá un nivel de relajación elevados.

Pero además de la relajación te animo a tener en cuenta, como yo lo he hecho y me ha sido de gran ayuda, la invitación que nos hace a todos Jesucristo en la Biblia:

«Echa toda tu ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de ti».

Raili