Crecimiento Espiritual, Crecimiento Personal, Espiritualidad

El perdón: aprender inteligencia emocional

Nota de la Editora: mientras estamos en cuarentena, mucho sentimientos escondidos pueden aflorar. El perdón debe de ser algo constante en nuestras familias y otras relaciones. Que durante este tiempo de estar en casa aprendamos a buscar perdón y perdonar.

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”

Aristóteles, Ética a Nicómano

Primavera es tiempo de ventilar las ropas, tiempo de abrir ventanas y dejar ventilar la casa. Pues, ¿ por qué no lo hacemos también con nuestros viejos sentimientos? Es tiempo de dejar ventilar nuestras emociones, es tiempo de limpiar nuestro corazón de viejos rencores.

Todos  sabemos lo que es el enfado. El Diccionario ABC define Enfado es el disgusto o enojo que generalmente sentimos por otra persona como consecuencia  de la realización de alguna acción o manifestación  inoportuna y que nos incomoda.”  Es una emoción  nosotros solemos manifestar a través de la furia, irritabilidad, el resentimiento entre otros estados. Generalmente viene acompañado de una serie de efectos físicos  tales como el aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea  y con incremento de los niveles de adrenalina y noradrenalina. 

Mantenerse enfadado por mucho tiempo nos cuesta mucha energía y desperdicio  de la energía necesaria para vivir y enfrentarse a los retos diario de nuestras vidas.  Y además, puede costarnos la salud y  mermar o destruir nuestras interrelaciones con las personas que amamos.

Nosotros podemos hacernos personas rencorosas por estar enfadados  con alguien o con alguna cosa  que nos  pasó  y que nos ha hecho  daño o quizás por heridas emocionales. He dicho hacernos personas rencorosas porque es posible desaprender el rencor y aprender a ser perdonadores, o sea, personas que se esfuerzan en aprender el hábito de perdonar!

Quiero compartir un secreto con vosotras: Siendo niña sufrí abuso por parte de un pariente, ha sido la cosa más difícil de perdonar, pero este perdón fue lo que más  me trajo paz, alegría y sentimiento de liberación. Y además Dios me ha usado en la vida de muchas mujeres. Podemos perdonar con la ayuda de Dios, podemos ser felices aunque pasemos por una experiencia  dolorosa. ¡Dios es  más grande que todo eso!  Lo sé. Yo tenía  derecho de ser amada y protegida de niña, pero no pude evitar lo que pasó, mas ahora puedo escoger recordar las cosas buenas que me pasaron en la infancia y no traer a mi memoria lo malo que me pasó;  al contrario perdonar y liberar mi corazón para ser feliz. ¡¡¡Y cuán feliz soy!!!  Cada día con mi marido, hijos y nietos que el Señor Jesús me ha regalado!

« Venid  a mi todos que los que  estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar» Mateo 11:28

 Agua aromatizada natural

Chicas os doy una idea que he utilizado al recibir a mis  hijos  y nietos en casa.

Agua de la sierra madrileña, hojas de menta fresca de mi jardín, fresas congeladas , limón y ¡¡mucho amor !!!¡ Muy refrescante y muy rico! Perfecto para las comidas al aire libre. Que disfrutéis mucho. Besos.

Rosa

Familia

Como fomentar los lazos de ternura en familia

Nota de la editora: continuamos trayendo artículos que os puedan ayudar en estos días en los que tenéis a los niños en casa.

1) Dale amor incondicional. La autoestima de un niño florece con la devoción incondicional que transmite el amor. Tu hijo se sentirá mejor si lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza. Así que dale mucho amor, abrazos y besos. Y no olvides decirle cuánto lo quieres. Cuando tengas que disciplinarlo, aclárale que lo inaceptable es su comportamiento y no él. Por ejemplo, en lugar de decirle “¡Eres un niño malo!” o “¿Por qué no puedes ser bueno?”, dile: “No estuvo nada bien que empujaras a Gabriel. Puedes lastimarlo. Por favor, no empujes”.

2) Bríndale atención. Aparta tiempo para dedicar a tu hijo tu atención completa. Eso le ayudará a reforzar la sensación de que es valioso e importante para ti. No tiene que ser mucho tiempo. Por ejemplo, si tu niño quiere hablar contigo, deja de mirar la correspondencia o apaga el televisor para conversar con él. 

Míralo a los ojos para que sepa que realmente lo estás escuchando. Y si un día tienes poco tiempo, díselo, pero ten en cuenta sus necesidades. Le puedes decir: “Cuéntame sobre tu dibujo y cuando termines, me pondré a cocinar”. 

3) Establece límites. Establece algunas reglas razonables. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que comer su merienda en la cocina, no le permitas que coma por toda la casa al día siguiente. O si le pides que ponga la ropa sucia en el cesto designado para ello, después no le digas que no importa si la deja en el piso. 

Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar. Es posible que tengas que repetir muchísimas veces las reglas que estableciste, antes de que las realice de forma habitual. Es recomendable que seas claro y consistente.

4) Anímalo a que pruebe algo nuevo. Anima a tu hijo a que explore algo nuevo, como probar comida diferente, hacer un nuevo amigo o montar en bicicleta. Aunque siempre existe la posibilidad del fracaso; sin riesgos no hay oportunidades para el éxito. 

Así que permite que tu hijo experimente y trata de no intervenir mucho. Procura no “rescatarlo” si muestra frustración al usar un juguete nuevo. Si intervienes y le dices “deja que yo lo haga”, puedes fomentar su dependencia y dañar su autoestima. Su autoestima aumentará cuando exista un equilibrio entre tu necesidad de protegerlo con su necesidad de abordar nuevas tareas. 

5) No pasa nada si comete errores. Lo más seguro es que tu hijo cometa errores. Sin embargo, los errores también son lecciones valiosas para que tenga confianza en sí mismo. Por ejemplo, si pone su plato demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, pregúntale qué puede hacer de manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. De esa forma su autoestima no sufrirá y comprenderá que es normal cometer errores de vez en cuando.

Cuando tú misma cometas un error, admítelo. Al reconocer tú tus propios errores, le estás enseñando a tu hijo una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad. 


6) Felicita lo positivo. A todas las personas les gustan las palabras de aliento. Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Le puedes comentar a su papá: “Rubén ha lavado todas las verduras para la cena”. El pequeño no sólo disfrutará de tus palabras de afirmación sino también de los comentarios positivos de su padre. Sé específica. En lugar de decir “¡Lo hiciste muy bien!”, di: “Gracias por esperar con tanta paciencia en la fila”. 

Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien. 

7) Escucha con atención. Si tu hijo te quiere decir algo, detente y escúchalo. Necesita saber que sus ideas, deseos y opinión importan. Ayúdalo a sentirse cómodo con sus emociones. Dile: “Comprendo que estés triste porque tienes que despedirte de tus compañeros de la escuela”. Si aceptas sus emociones sin juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que dice es importante. Si compartes tus propios sentimientos, él expresará los suyos con más confianza. 

8) Evita comparaciones. Comentarios tales como «¿Por qué no eres como tu hermana?” o “¿Por qué no eres agradable como Pedro?”, simplemente le recordarán a tu hijo sus defectos. Es probable que sienta vergüenza, envidia y presión por competir. Incluso comparaciones positivas como “Tú eres el mejor jugador”, son potencialmente dañinas porque a tu hijo se le hará difícil alcanzar tu nivel de exigencia. Si le dices que lo aprecias por ser como es, será más probable que se valore a sí mismo. 

9) Ofrécele empatía. Si tu hijo se compara desfavorablemente con sus hermanos o su amigo («¿Por qué no puedo botar bien la pelota como hace Javier ?”), muestra empatía y señala uno de sus puntos fuertes. Por ejemplo: “Tienes razón. Javier bota muy bien la pelota. Y tú pintas muy bien”. Esto le puede ayudar a aprender que todos tenemos puntos fuertes y débiles, y que no tiene que ser perfecto para sentirse bien consigo mismo. 

10) Ofrécele aliento. Todos los niños necesitan apoyo de sus seres queridos. Es importante repetirle que creen en él y que lo animen a seguir adelante. Dar aliento significa reconocer el progreso, y no sólo premiar un logro. Si tu hijo tiene dificultades en abrocharse los zapatos, dile: “Estás poniendo todo tu empeño, ¡y casi lo logras!” en lugar de “No, así no. Déjame que yo lo haga”. 

Existe una diferencia entre alabar y dar aliento. La alabanza puede hacer sentir a un niño que sólo es “bueno” si hace algo perfectamente. Dar aliento, por otro lado, reconoce el esfuerzo. Si le dices a tu pequeño: “Háblame de tu dibujo. Veo que te gusta el morado”, es mejor que “Es el dibujo más bonito que he visto”. 

Demasiadas alabanzas pueden impactar de manera negativa su autoestima, ya que se sentirá presionado al esperar que otras personas aprueben sus tareas. Es recomendable que repartas las alabanzas juiciosamente y ofrezcas aliento sin límites. Eso ayudará a que tu hijo crezca con una alta autoestima. 

“Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, los atraje hacia mí, los acerqué a mis mejillas como se fuera niños de pecho; me incliné a ellos para darles de comer” –Oseas 11.14

Manualidades en familia

 Es muy divertido cocinar en familia, ahora tenemos un grupo de adolescentes que reunimos en nuestra casa los viernes y cocinamos , mientras cocinamos hablamos, así tenemos tiempo de conocernos y lo mejor viene  después; que es saborear y disfrutar de nuestras creaciones. El otro día hicimos cake pops, los chavales lo pasaron pipa! Lo malo fue que las fotos no han salido bien.

Os dejo una pequeña inspiración para que lo hagan en familia y así ¡fomentar los lazos de ternura! 

Rosa

Crecimiento Espiritual, Crecimiento Personal

Consejos para vivir en medio del caos

En un mundo de tanto estrés e inestabilidad, es muy fácil ir con la corriente y convertirnos en un manojo de mujeres nerviosas y temerosas. Sin embargo, nada más lejos del diseño de Dios. Eso no es lo que nuestro Padre amoroso quiere para ti y para mí. El caos seguirá rodeándonos por todas partes, nuestra manera de reaccionar marcará toda la diferencia.

¿Qué hacer entonces? Hoy quiero compartir contigo algunas lecciones que he aprendido en mi caminar con Jesús.

  • Nuestra paz no viene por un cambio de circunstancias, nuestra paz es una persona, Jesús, y por tanto viene al conocerle. Cultiva cada día tu relación con él.
  • Sé selectiva al escuchar. Las malas noticias son lo que produce el sustento a la mayoría de las cadenas noticiosas pero no son el alimento para una mujer de Dios. Si les seguimos la rima, acabaremos escondidas debajo de las sábanas.
  • Cuando el temor saque la cabeza, acude a tu arsenal de promesas de Dios. Si dejas que asome más que la cabeza, le darás oportunidad de apoderarse de ti; si lo atacas desde el principio, la batalla estará ganada.
  • Pon tus reacciones bajo el control del Espíritu Santo. No podemos controlar lo que sucede, en la mayoría de los casos, pero sí cómo reaccionamos.
  • El negativismo es muy contagioso, rodéate de personas que te hagan reír y recordar que Dios te ama, sea lo que sea.
  • Camina, contempla la creación, respira profundo y da gracias por la belleza que nos rodea. Este simple acto nos hace recordar que estamos vivas y eso por sí solo es un regalo de Dios.
  • Canta, alaba. No importa si eres afinada o no, ni si tu voz es digna de una compañía de óperas. Cuando alabamos a Dios dejamos de pensar en las circunstancias y nos enfocamos en aquel que controla toda circunstancia.    
  • Dedica tiempo a las relaciones humanas. No hay nada que las pueda sustituir. Dios nos hizo para vivir en comunidad.
  • Memoriza la Palabra de Dios. Aquello que llene tu mente, llenará tu corazón.
  • Lee un buen libro. La lectura nos enriquece, nos permite viajar con la imaginación y nos da la oportunidad de aprender sin mucho esfuerzo.
  • Usa la creatividad. Hay algo en este acto que produce una sensación de bienestar. No importa qué sea, desde un rico plato de comida, una manualidad, hasta algo para el hogar, el jardín o algún miembro de la familia.
  • Descansa. El cansancio es el peor enemigo de un buen estado de ánimo, tal es así que Dios nos mandó a descansar. Sé intencional en disfrutar el descanso. Tú no eres una máquina, eres una persona.

Espero que estos consejos sean de bendición para tu vida, y si así es, ¡compártelos con tus amigas!

Bendiciones,

Wendy

(Publicado originalmente en wendybello.com)