Crecimiento Espiritual, Espiritualidad, La Biblia

¿Cuánta basura guardo yo?

Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de él mana la vida.  

Proverbios 4:23

Cuando era muy  joven, en una ocasión, una señora mayor de la iglesia vino a nuestro programa de jóvenes para compartir la Palabra de Dios. Cuando Emilia, que cariñosamente todos la llamábamos Emilita, pasó al frente, traía un cajón de su armario y, para nuestra sorpresa, comenzó a sacar todo lo que tenía dentro.

Yo recuerdo que sacaba  muchos céntimos, cerillas, envases vacíos, papeles muy viejos, comprobantes de pagos arrugados, etc. Por último lo vira para sacudirlo y salió mucho polvo y churre acumulado por todo el tiempo que se había utilizado. En realidad, había muy poco dentro del cajón.

Entonces ella da un paso al frente y dirigiéndose a nosotros que como jóvenes esperábamos ansiosos alguna sorpresa. Ella nos miró y dijo; «Jóvenes, ¿qué tenéis guardado en vuestro corazón? Esta enseñanza la he tenido por mucho tiempo en mi mente y la comparto con vosotras pues todas, si pensamos bien, tenemos muchos cajones de armarios y estanterías en nuestras casas que si vamos y las revisamos veremos que están llenas de cosas que no sirven. Aun así, las guardamos. Pasa el tiempo hasta que un día decidimos hacer limpiezas. ¿Te ha pasado esto a ti? Cada vez que haces limpieza y revisas, ¿comienzas a tirar cosas que para nada sirven?

La Biblia también me enseña que nuestro corazón, muchas veces, está lleno de basura de cosas que para nada se aprovechan y más bien ensucian y amargan mi vida. ¿Puedes pensar en algo que llevas guardado por mucho tiempo y te está afectando espiritual y emocionalmente?

ORACIÓN:»Señor Jesús, tú me conoces y sabes cuantas cosas hay en mí que me están afectando: los celos, la envidia, el miedo, el orgullo, lo que no he perdonado, etc. Por todo, te pido perdón. Límpiame con tu sangre preciosa porque tú me dices en tu Palabra «Sobre toda cosa guardada guarda tu Corazón porque de él mana la vida.»

Saludos,

Damaris

Crecimiento Espiritual, Crecimiento Personal

Un corazón nuevo

Hoy nos toca la el tema de salud y belleza. Creemos firmemente que un «El corazón alegre hermosea el rostro», Proverbios 15:13. Por eso Annie comparte hoy sobre cómo conseguir ese corazón y, en consecuencia, conseguir esa belleza que viene de adentro. Os dejamos con Annie:

22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. …

25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Ezequiel 36:22,25-27

Israel era un pueblo que Dios había elegido para sí mismo. Un pueblo al quien amaría, cuidaría y finalmente redimiría. Él fue fiel al sacarlos de Egipto, donde fueron esclavizados durante 400 años. Escuchó su clamor y les brindó liberación. Después de todo, serían el pueblo elegido del cual vendría El Mesías, El redentor, el hijo de Dios mismo. Una y otra vez eran un pueblo que ofrecían su amor y afecto a otros dioses y no adoraban al único Dios verdadero con todo su corazón, alma y mente. Pero debido a su amor inquebrantable, el Señor continuó mostrándoles gracia. Pero por sus corazones adúlteros, no pudieron.

El pecado que irrumpió en el mundo que Dios había creado, fue manchado por la incredulidad y desobediencia de Adán y Eva. El pecado contaminó sus corazones y los nuestros, impidiéndonos amar a Dios de todo corazón. Pero cuán maravilloso es Dios por haber sido el que no solo inició sino que completó nuestra redención. El problema era que nuestros corazones eran inmundos, eran idólatras y estaban lejos de él. Teníamos corazones muertos. Pero a través de la descendencia de la mujer y del pueblo escogido de Israel vendría uno que podría ofrecer el pago por nuestros pecados.

Uno que viviría la vida que se suponía que debíamos vivir y moriría la muerte que merecíamos. Mediante el sacrificio expiatorio de Dios, el hijo Jesucristo, el Cordero Perfecto, recibiríamos la libertad. Libertad para ver a Dios como nuestro padre.

¡Libertad de la esclavitud del pecado y una vida nueva! Cambiaría nuestro corazón de piedra, por un corazón de carne. Un corazón como suyo, poniendo Su Espíritu en nosotros. Al poner su espíritu en nosotros, nos ha atado eternamente a él. Él ha asegurado nuestra salvación eterna y ha prometido hacernos más como su hijo. Él nos ha dado gozo eterno con Él y placeres sin medida. Todo porque Él nos amo más de lo que podríamos imaginar.

Amiga, ¡deleitémonos con esto! Aprendamos a abandonar nuestro antiguo yo, abandonándonos diariamente en arrepentimiento. No seamos como el pueblo de Israel, sino recordemos la bondad de su amor inagotable. Abracemos este nuevo yo por el que ha pagado tan caro y descubramos los placeres en su presencia para siempre.

Oración: Amado Señor, me arrepiento de todos los pecados que me han separado de ti.
Ayúdame a aceptar la verdad de tu palabra en mi vida. Ayúdame a recordar quién soy ahora
ante tus ojos por el sacrificio que Jesús hizo por mi. Lléname de tu espíritu y enséñame tu
camino. Que mis deseos sean conocerte más y amarte profundamente. Amén.

Annie

Os invitamos al Youtube de Annie, mayormente en inglés, tiene mucha información:

Salud y Belleza

Benefícios de un exfoliante, con receta

Soy  Esteticista y artesana de productos cosméticos naturales y hoy quiero compartirte una receta de un exfoliante natural que puedes hacer en casa.

IMPORTANCIA DE EXFOLIAR LA PIEL

Exfoliar nuestra piel es beneficioso para la salud de la misma. Estimula la circulación de la sangre en la piel, ayuda al sistema linfático a eliminar los desechos y la acumulación de escamas que pueden tapar los poros e impiden regenerar la piel.

Se realiza con suavidad y es una limpieza profunda que se recomienda hacerla una o dos veces por semana para proporcionar diversos beneficios. Puedes usar una toalla pequeña, una esponja de mar y cremas exfoliadoras.

BENEFICIOS

  • Eliminar las capas de células muertas e impureza depositadas en nuestra piel.
  • Prevenir envejecimiento cutáneo.
  • Mejorar la oxigenación de las células.
  • La piel luce suave y luminosa mas mejora la textura.
  • Aumenta la hidratación por la remoción de las células muertas y ayuda a la crema penetre bien en la piel.

RECETA DE EXFOLIANTE PARA EL CUERPO – HIDRATANTE Y HUMECTANTE

INGREDIENTES:

8oz de jabón batido (foaming bath whip)

4 onzas de azúcar morena

2 cucharadas de aceite de almendras

2 capsulas de vitamina E (las abre, aprieta y echa su contenido en la mezcla)

½ cucharadita de aroma (fragancia a su gusto)

PROCEDIMIENTO

En un envase de cristal mezcle el jabón batido hasta suavizarlo.

Agregar la azúcar morena y mezclar.

Añada la vitamina E, el aceite de almendras y el aroma. Continúe mezclando.

Luego colóquelo en envases o botes pequeños  que tengan tapa.

¡¡Listo para usar!!

Así mismo como exfoliamos nuestra piel debemos de exfoliar nuestro corazón de cosas que se convierten en células muertas y lo dañan. Por ejemplo: rencor, odio, envidia, falta de perdón etc.  No es fácil remover toda esas cosas, pero Jesucristo sí puede hacerlo  y podemos pedírselo tal como David lo hizo;

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos. Esas cosas que están dañando tu corazón influyen en tu vida, de tal magnitud que tus actitudes cambian negativamente, la manera de ver las cosas; hasta los que te rodean se ven afectados y sufren. 

Salmo 139:23

Si estas cansado de sentir un corazón pesado, lleno de negatividad ¡hoy es el día para que seas libre! El Salmos 51:10 dice:

Crea en mi, oh Dios un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Pídele a Jesucristo que limpie tu corazón, que saque todo lo que te cause daño, atrévete a perdonar y que renueve tu vida, le dé sentido. Solo pídelo y veras que recibirás la mejor exfoliación de tu vida!!!

Salmo 51:10

Jelisa

Día de Reyes, Los Reyes Magos, Navidad

Lo que puedo aprender de los «Reyes Magos»

«En aquel tiempo, unos sabios que venían desde el oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: ‘¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y venimos a adorarlo‘». (Mateo 2:1-2, énfasis de la autora.)

Un largo viaje, nada de comodidad, pero muchos deseos de encontrar “al rey”. Aquellos hombres sabios, que ni tan siquiera eran judíos, decidieron emprender una travesía, siguiendo solo el rumbo que les trazaba una estrella, para adorar al rey.

Entre tanto que encierra la Navidad a veces Jesús se nos pierde, se nos pierde porque estamos buscando muchas otras cosas. Y, a diferencia de los sabios, nos embarcamos en otras travesías que, en lugar de acercarnos a Belén, nos alejan. 

Navidad es buscar al Rey…para adorarlo.

La Biblia no nos dice por qué Dios escogió a aquellos hombres, a quienes hoy muchos conocen como «los reyes magos», para ser partícipes de este gran milagro, pero es evidente que sus corazones estaban buscando. Y siempre que nos propongamos buscar a Dios, lo encontraremos. 

 “Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme” (Jeremías 29:13).

Estos viajeros orientales no buscaban al rey para corroborar una teoría astrológica… ¡lo buscaban para adorarlo! 

Dios sigue buscando lo mismo. Corazones sensibles, dispuestos a embarcarse en la mejor de las travesías para que descubran el mejor regalo de todos: una relación con él, a través de Jesús, mediante la experiencia de adorarle y conocerle.

Hoy que se celebra el «Día de reyes», tenemos algo en lo cual reflexionar. Ellos nos dieron una lección que podemos imitar. 

Busca un momento en el día, en medio de los ajetreos, los preparativos, y haz lo que hicieron los sabios…adora a Jesús. Él te está esperando. No necesita oro, ni incienso, ni mirra, porque ahora ya está sentado junto a su Padre en el trono que un día dejó para venir a Belén. El mejor regalo que le puedes darle es tu corazón rendido, dispuesto a adorarle, a escucharle, y conocerle.
Si nos ponemos a pensar, en cierto modo esta fue la primera expedición misionera de la historia. Aquellos hombres extranjeros de seguro regresaron a sus países contando todo lo que habían presenciado.  Así que además de adorar al Rey, no olvides compartir con otros a JESÚS.

(Este artículo es parte del libro «El corazón de la Navidad»)

Bendiciones,

Wendy