Desde hace tiempo y, especialmente, en las últimas semanas, he recibido mensajes y hablado con mamás en distintas partes del mundo que comparten el dolor de ver a sus hijos apartados del Señor y viviendo en pecado y desobediencia.
En mi propia iglesia son muy pocos los jóvenes entre 18 y 30 años que se congregan habitualmente y tratan de llevar una vida piadosa. Y, de esos pocos, la mayoría ha vuelto después de haberse apartado del Señor.
Una vez que son mayores de edad y empiezan a tomar sus propias decisiones, la mayoría de ellos decide mal.
Y me duele porque conozco muchos de esos hogares y son hogares piadosos, de familias que aman a Dios, en los que esos muchachos han visto a sus padres orar, congregarse fielmente y servir al Señor.
Son hogares como el mío. Y me hace pensar en mis hijos y en su futuro.
El viernes pasado regresé de un viaje de dos semanas de duración que hice a Dallas, Tx, con el equipo internacional de Ama a Dios Grandemente. Cuando estaba por volar a casa lo único en lo que podía pensar era en llegar lo antes posible. El Señor había puesto una palabra en mi corazón cada vez que pensaba en mi regreso: estar.
Estar. Estar presente. Buscar de manera intencional formas de estar con mis hijos. Estar del todo, sin una pantalla cerca. Estar en aquello que ellos disfrutan.
Y, quizás… ¡ojalá! Esa sea la clave para ayudar a mis hijos a que vayan por el buen camino y para que, una vez que sean adultos, amen al Señor con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas.
Para mí, en este momento en el que mis hijos son pequeños, “estar” de manera intencional implica cosas sencillas como…
…cocinar con Nahiara. A mi hija le gusta la cocina y, aunque hay muchas cosas que podrían salir mejor o más rápido si las hiciera yo sola, pasar ese tiempo con ella nos está ayudando a las dos a disfrutar de la compañía, a entablar conversaciones y a, simplemente, estar juntas.
…leer en voz alta. Un hábito que ha “ido y venido”. Casi siempre he sido consistente con eso porque me encanta leer. Pero ahora he sido intencional en buscar libros de temas que sé que les gustan especialmente. Ahora mismo estamos leyendo la historia de Gladys Aylward, misionera en China y lo próximo que tengo es una biografía de Amelia Earhart para niños.
…utilizar las mañanas para todo lo que tenga que ver con la computadora. Trabajo desde casa por internet y buena parte de mi ministerio es online también. La computadora ha sido siempre para nosotros un arma de doble filo que hemos tenido que aprender a manejar. Utilizo las mañanas que ellos pasan en la escuela para hacer todo lo que pueda y ser lo más efectiva posible en lo que tengo que hacer en la compu y eso me permite pasar las tardes sin lista de tareas pendientes. Siempre hay pequeñas cosas que me quedan pendientes pero que no interfieren con la dinámica de las tardes en casa.
…orar con ellos y por ellos. Mucho. No solamente orar por su presente y, desde ya, por su futuro, sino mostrarles cómo oro por ellos y pedirles que ellos oren también.
…involucrarlos en la iglesia local. Les gusta cantar, así que buscamos oportunidades para que lo hagan en la iglesia. Los llevamos al club de niños, no solo como participantes, sino como ayudantes. Tratamos de llevarlos también lo más posible a los viajes que hacemos a la selva para que vivan de primera mano la experiencia de servir a Dios.
…restringirles los electrónicos. Otro arma de doble filo. Si yo estoy ocupada, lo más fácil (para mí) es darles permiso para jugar en electrónicos o ver la tele. Pero lo más fácil no siempre es lo mejor. Que ellos pasen menos tiempo en electrónicos supone que yo tenga que hacer un esfuerzo extra y pasar más tiempo con ellos. Pero, de eso se trata, ¿no?
…tener un pequeño devocional. Que no termine el día sin que hayamos leído y meditado en un versículo. Ahora mismo estamos haciendo juntos el estudio de Ama a Dios Grandemente en 1 y 2 Timoteo, que trae una guía para niños también. Cada día ven un pequeño devocional y hacen una manualidad sobre el pasaje bíblico. Otras veces es solamente la lectura de un versículo e iniciar una conversación sobre qué significa y cómo podemos aplicarlo a nuestra vida. No tiene por qué ser complicado.
…ver una peli con ellos. Aunque me quede dormida, que es lo que sucede habitualmente. Las películas me aburren y suelo dormirme a la mitad, pero, oye, lo que cuenta es “estar” ¿cierto? En lugar de ponerles la peli para yo poder hacer algo, se la pongo para pasar ese tiempo con ellos.
…risas, muchas risas. Bromas, cosquillas y, en general, restarle gravedad e importancia a las cosas, especialmente a los cientos de accidentes que suceden a lo largo del día.
No sé qué pasará con mis hijos el día que tomen sus propias decisiones. No tengo fórmulas mágicas ni un manual del tipo «si haces esto… entonces sucederá esto». Pero debo, al menos, intentar de todas las formas posibles que, una vez que sean adultos, sigan teniendo la hermosa fe que tienen ahora como niños. Que sigan emocionándose al comprender la Palabra de Dios. Que sigan queriendo servirle.
“Estar” significa para mí hacer que se sientan amados con mi presencia y mostrarles de todas las maneras posibles cómo Dios los ama también.
¿Qué significa para ti “estar presente”? ¿De qué manera intencional puedes estar con tus hijos y encaminarlos en el Señor? Si te animas, comparte tus ideas.
Contenta en Su servicio,
Edurne