
Una vez, haciendo una presentación a algunas amigas sobre maneras de celebrar el día de San Valentín, compartí ideas de cómo «promover» el romanticismo en la pareja.
Compartí una lista de detalles que podrían planear para sus maridos. Lo interesante es que cuantas más ideas compartía, más iba cambiando el clima en el salón. Estaban pensando que a sus maridos jamás se les ocurriría nada parecido y no merecían ningún esfuerzo suyos tampoco. Creo que mi charla llegó a ser algo contraproducente pues salieron comentando: «Tú no conoces a mi marido y ¡cómo no lo merece!»
Estuve pensando sobre este tema después de este episodio casi cómico. Esperamos que nuestra pareja tenga la iniciativa pero creo que, muchas veces, basta que alguien empiece.
Los hombres suelen «responder» mejor que iniciar un hábito romántico. A la mejor, una vez que tengas una actitud cariñosa o que vea que tú estás dando lo mejor de ti a esta relación, algo puede despertar en su interior. No lo puedo prometer, pero ¡vale la pena tratar! Posiblemente, ¡Él necesite ideas! A la mejor nos cabe a nosotras enseñarles a ser ¡el hombre de nuestros sueños.
Tenemos este pensamiento romántico de que él tendrá toda sorte de detalles y planes para sorprendernos. Pensemos juntas. Muchos de nosotros venimos de hogares en que el amor demostrado no fue de todo sano, y no hemos aprendido a ser esta mujer o hombre que sabe dar amor, y menos corresponder a tantas expectativas.
Yo creo que vale la pena hablar sobre ello. Podemos compartir nuestros deseos y expectativas en cuanto a nuestra relación y empezar por algo sencillo, y de allí partir para más.
La Biblia y el Amor …
¿Sabías que la Biblia tiene un libro dedicado al amor?… teólogos también creen que hace una metáfora al amor de Jesús por nosotros … de cualquier manera, suena muy romántico. Dios nos hizo así por una razón y dar riendas sueltas a nuestros sentimientos, dentro de la relación marido-mujer, fue el deseo en el corazón de Dios para nosotros.
Aquí os dejo una parte del libro de Cantares:
3 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.
Cantares 2
4 Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor.
5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor.
6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace.
Mara