REFLEXIÓN DE MADRE
Estimados padres, un día los pajaritos volarán y sentirás de cerca lo que significa aquel dicho, “la distancia hace el cariño”. Pero por ahora, te dejo mis impresiones de lo rápido que pasa este tiempo de construir juntos vuestro precioso nido familiar. Algo aparentemente laborioso, cansado, lleno de sacrificios, pero que en realidad es uno de los momentos más preciosos de la vida. Atesóralo.
Justo cuando el nido se sentía completo, os tocó volar…

¡No puedo creerlo! Parece que fue ayer que compré el libro en inglés, “Qué esperar cuando estás esperando” de Heidi Murkoff. Mi barriga tan redonda como una pelota recién inflada de baloncesto. Cada pensamiento girando en torno a la llegada del más preciado tesoro que pueda existir, una joya envuelta en mantitas de algodón. En la recién pintada habitación, su ropita de bebé sin estrenar, colgada en el armario, todo preparado, todo listo, para la llegada de nuestra primera hija.
Elizabeth y Abigail llenarían nuestro hogar de risas, manchas de pintura y pegamento, arena del parque, incontables piezas de Polly Pockets, música, amiguitos, mochilas con deberes y sandwiches sin terminar. En cada cambio de domicilio, una nueva habitación, nuevos amiguitos, nuevas ciudades, países, experiencias… y como por arte de magia un día, mis princesitas pasaron a ser unas mujercitas. Elizabeth con 20 años, y su hermana cumpliendo los 15 luciendo vestidos de fiesta, y no sabré decir cómo pasó tan rápido el tiempo.
Este blog es para recordarte que el tiempo de la crianza de un hijo no es eterno, aprovecha bien el tiempo que tienes con ellos en casa para no convertirte en un padre o una madre ausente. Porque vendrá un tiempo cuando vuelen del nido a estudiar, buscar trabajo, perseguir sus sueños y nuevas oportunidades lejos de ti, y entonces te tocará otro reto: Ser un padre y una madre presente en la distancia.
Con un corazón lleno y agradecida por todo,
Angela
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