Es hermosa la postal con el versículo ¿verdad? Qué representación más gráfica, la mariposa volando con libertad…. Y mi pregunta es, ¿ya somos mariposas siendo las hijas del Gran Rey? O como me comentó una hermana de la iglesia hace varias semanas, “aún me queda mucho para convertirme en mariposa” y yo le decía, “no, no, ya lo somos en la libertad y la salvación que nos trajo Jesús con su sacrificio en la cruz….”
Pero me hizo reflexionar…. ¿Realmente somos libres? ¿O nos lo queremos creer? Porque a veces de verdad no me siento libre para nada, y soy hija del gran Rey, pero entonces ¿qué falla?
Falla que estamos demasiado atadas a nuestras cadenas pecaminosas, cadenas que no queremos abandonar por miedo, por no confrontarnos al pasado, dolor, angustia, y si queremos vivir en la comodidad del día a día, sin examinarnos profundamente y confrontar temas como el perdón de situaciones donde hemos sido abusadas emocionalmente, físicamente, hasta sexualmente…. Pero me diréis, es que somos las víctimas de esas situaciones y nos duele demasiado, nos llena de ira y sentimos mucha frustración porque nadie nos entiende…. Sí, tenéis razón, ¿pero Jesús quiere que vivamos siendo víctimas con todo ese dolor? ¿Quiere Jesús que llevemos el lastre del saco de mentiras como: no puedo perdonar, le odio, no puedo confrontar, ya no puedo más, soy débil, no me van a oír o entender, etc..?
No, Jesús vino a darnos la libertad verdadera, a darnos las fuerzas para confrontarlo, el amor para sentirnos especiales y únicas y no permitir que nos sigan arrebatando lo mejor que Dios nos ha dado, el ser Mujer, con esencia femenina y todo el esplendor que conlleva reflejando Su Gloria!
Sí! Ya Somos MARIPOSAS! Pero depende de nosotras, si lo queremos creer y si le entregamos a Él nuestro dolor, nuestras heridas profundas, y nuestra confesión de pecado que nos hacía vivir en ese pozo de mentiras.
Porque el mismo David lo dijo “Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como el calor del verano, porque de día y noche tu mano pesaba sobre mí.” Salmo 32:3,4 y si seguís leyendo sabéis que al confesarlo, Dios en su gran misericordia nos perdona, pero también NOS RESTAURA de las heridas que provocaron esos pecados, que fueron consecuencias del dolor que nos infringieron….
Os animo a que luchemos para volar alto, con esos colores preciosos que Dios nos da, colores que son el fruto del Espíritu Santo, (todo lo contrario que antes mencionábamos), colores que llenan la creación de Dios, colores que reflejan el amor y el poder de Dios!
Somos Mujeres fuertes, somos mujeres llenas de pasión y amor, decidamos decir NO a la oruga y luchemos por vivir el propósito de Dios que tiene para nosotras!
Con amor
Susana