
Necesitamos tener un autocuidado integral y preventivo en relación a nuestra salud, y somos unos privilegiados porque Dios nos ha bendecido con 8 remedios naturales de los que podemos beneficiarnos ¡sin costo alguno! Ahora que ha llegado el verano, aquí te dejo algunas sugerencias para que disfrutes de esta medicina original:
1) Agua: Hidratarse es fundamental en periodos muy calurosos. El agua ayuda a regular la temperatura corporal y a prevenir la deshidratación. ¿Qué tal darle sabor con rodajas de limón o naranja?
2) Aire Limpio: El verano es una gran época para disfrutar del aire libre y el contacto con la naturaleza. Respirar aire fresco puede mejorar la salud pulmonar y aumentar los niveles de energía, mientras que el contacto con la naturaleza disminuye los niveles de estrés. Un paseo con los pies descalzos, pisando el césped, en un hermoso parque arbolado es una gran opción.
3) Luz solar: La luz del sol es importante para la síntesis de vitamina D y el bienestar emocional. Al menos 15 minutos al día, busca los rayos solares temprano en la mañana o al final de la tarde sin usar protector solar, porque estos son los períodos de los rayos más saludables.
4) Ejercicio físico: Las actividades al aire libre como nadar, andar en bici y caminar son formas divertidas de hacer ejercicio en el verano.
5) Alimentación saludable: una dieta equilibrada rica en frutas y verduras frescas ayuda a mantener la inmunidad siempre alta. ¡Una gran idea es incluirlas en picnics!
6) Descanso: El descanso adecuado es esencial para el bienestar general. Esto puede incluir dormir bien por la noche y también relajarse. ¿Vas a una casa de campo? Imagínese descansando en una hamaca debajo de un árbol. ¡Qué delicia!
7) Equilibrio (Templanza): Se refiere a vivir una vida equilibrada, incluyendo moderación para las cosas buenas cómo la alimentación, el trabajo y el ocio.
8) Confianza en Dios: La fe y la conexión con el Creador también son parte de la salud integral. La confianza en Dios trae paz y equilibrio, en cualquier estación.
Recuerda: “No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor y apártate del mal. Él será la medicina de tu cuerpo; ¡infundirá alivio a tus huesos! Pr 3:7-8
